Defenestrados

El esquema a seguir será el arquetípico en estos casos: alzamiento, mantenimiento y posterior caída al vacío. Pero en este episodio la profusión de medios no será la desplegada en el caso de las féminas: no hacen falta flores, no hace falta romanticismo, ni poesías, basta con un par de promesas sexuales de alto calado para tener encandilado a nuestro macho. Es tan triste como cierto, la mayoría de hombres se deshacen ante una buena expectativa sexual, aunque venga de sus novias. Si no contáis con uno aún, no tenéis más que salir un sábado por la noche y adquirir a un bajo coste a cualquiera de los babosos que se dejan ver por las discotecas.

En la sencillez del plan radica su éxito y genialidad: enviaremos un primer SMS subido de tono recordando la última vez que nos acostamos juntos. No hace falta dar muchos detalles, sólo mencionar lo bien que os lo pasasteis, sin olvidar una referencia a sus grandes habilidades sexuales. Aquí merece la pena hacer un apunte importante: si hay que consultar alguna hemeroteca o archivo histórico para recordar la última vez que disfrutasteis en la cama, mejor os lo inventáis, él tampoco notará la diferencia, sumido en su mundo depravado y onanista.

El segundo SMS tiene que ser más directo y explícito si cabe, tenéis que ser realmente cerdas y prometerle que os dejareis hacer todo eso que os vaticina desde el andamio el personal cualificado de la construcción cuando andáis por la calle. Incluso es recomendable añadir algo de vuestra cosecha, esa cosilla que sabéis que hace que se ponga como un motor de explosión de cuatro tiempos. Pup,pup,pup,pup…

Ya casi hemos elevado a nuestro machote al séptimo cielo, y poco sabe cual va a ser el verdadero desarrollo de esta historia de sexo, drogas y asesinatos múltiples. El último paso y más delicado es el envío del tercer SMS en el que dejaremos el tema a punto de caramelo. Un modelo puede ser: “sta noxe nadie n mi casa.a las 23h ven y t enterarás…” y vaya que si se va a enterar.

Bien, llegada la hora de la cita, tomaremos posiciones en la base de operaciones: la cafetería. A las 22.50 aproximadamente recibiréis una llamada suya. Si, ha llegado diez minutos antes, cuando siempre suele llegar tarde. Es un desesperado, esto os da la última inyección de odio para despejar toda duda sobre la conveniencia de la operación. Es un cerdo depravado al que sólo interesa el sexo. Se lo merece. Os llama diciendo que no hay nadie en vuestra casa, preguntando donde estáis, vuestra respuesta ha de ser tajante “Ya te he dicho que no habría nadie en mi casa, ¿qué haces picando? nadie va a abrirte.” ¡Gong! Empieza el asalto. Pagaríais por verle la cara. Le citáis en la cafetería, no rechistará, lo tenemos como un corderillo, su hambre sexual frenará cualquier reacción negativa.

Cuando le veáis entrar adoptad una pose altiva y de desprecio. Intentará besaros, esquivadlo levantando la mano y señalando la silla de enfrente para que se siente. No esperéis más: “Aquí termina nuestra relación”. Él formulará la esperada pregunta: “¿Qué?¿Por qué?” (que original). “Lo primero: no he disfrutado ni una sola vez en la cama contigo”, buen gancho de derecha, medio K.O. “Dicen que el tamaño no importa, pero lo tuyo no tiene excusa”, directo al mentón, yace en la lona. “Aquí tienes un libro que podrá ayudarte en el futuro”, le hacemos entrega de un ejemplar de “La reproducción de los gusanos de tierra en las Montañas Rocosas.” K.O por defenestración. Misión cumplida.


• Coste de la defenestración: Entre 0.30€ y 1€, según el plan que tengamos contratado con la compañía de telefonía. El libro es robado de la biblioteca

No os perdáis la próxima entrega:

Hoy defenestramos… a tu jefe